MISA
Entrada de los novios
Entra el novio con la madre hasta la mitad de la Iglesia, espera a la novia que entra con su padre, se encuentran en la mitad de la nave central, y siguen hasta su sitio en la primera fila, con un villancico de fondo
Adeste Fideles
Adeste, fideles, laeti, triumphantes
Venite, venite in Bethlehem
Natum videte Regem Angelorum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum
En grege relicto, humiles ad cunas
Vocatis pastores approperant
Et nos ovanti gradu festinemus
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum
Aeterni Parentis splendorem aeternum
Velatum sub carne videbimus
Delum Infantem, pannis involutum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum
Pro nobis egenum et foeno cubamtem
Piis foveamus amplexibus
Sic nos amantem quis nos redamaret?
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum
Ritos Iniciales
Monición de Entrada
La madrina se para en el atril y lee,
Reunidos para celebrar el Misterio de nuestra fe, queremos que suba hasta el Señor la ofrenda de Cristo, de toda la Iglesia, y la de cada uno de nosotros en el matrimonio de Mónica y Manuel Antonio, pidiéndole que hagamos realidad lo que repetía San Josemaría: que la Santa Misa sea el centro y raíz de nuestra vida cristiana.
Y hoy queremos pedirlo de verdad: desde las entrañas. Que este altar se vuelva hogar, y que este «sí» que van a darse Mónica y Manuel Antonio sea pan partido para muchos. Que su amor sea fecundo, alegre, libre, desbordante. Que no construyan un proyecto entre dos, sino que se dejen construir por el Amor, el de verdad, el que no se acaba.
Le pedimos al Señor que este matrimonio no sea un refugio, sino una misión. Que su casa sea trinchera y banquete, y que Él se instale en medio como cordón que no se rompe. Que no vivan para ellos, sino que vivan para Él, que es lo único que no se gasta.
Mientras los sacerdotes van hacia el altar, y también mientras inciensan la cruz y el altar, se entona el Canto de Entrada. Si hay necesidad se repite hasta que terminen y quien celebra la Misa esté en la sede.
Canto de Entrada
Convocados – Hakuna Group Music
Convocados por el Padre,
A formar una Asamblea,
En su solo lugar,
Para hacer de todos uno,
Convocados por el Hijo,
A celebrar su Pascua,
El misterio del Señor,
Muerto y Resucitado
Convocados, por el Espíritu,
Que nos prepara,
Manifiesta, su presencia,
Realiza el Misterio,
Y nos pone en Comunión
Gracias, libres
Gracias, vivos
Gracias, nuevos,
Salvador del Mundo,
Gracias, libres
Gracias, vivos,
Santos por su Cruz,
Nuevos, Por su Resurrección
El celebrante
En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
℟. Amén.
El celebrante
La gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, que nos amó hasta entregarse por nosotros, estén con todos vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
Luego saluda brevemente a los novios y a los presentes, para disponerlos a la celebración del Matrimonio, con estas palabras
Queridos hermanos:
Llenos de alegría, hemos venido a la casa del Señor para esta celebración, acompañando a Monica y Manuel Antonio en el día en que se disponen a celebrar su unión matrimonial. Para ellos este momento es de singular importancia. Por ello, acompañémoslos con nuestro cariño, amistad y oración fraterna. Escuchemos atentamente con ellos la Palabra que Dios nos va a dirigir hoy. Después, con la santa Iglesia, invocaremos a Dios Padre, por Jesucristo, nuestro Señor, para que acoja complacido a estos hijos suyos que van a contraer Matrimonio, los bendiga y les conceda vivir en unidad permanente.
gLORIA
El celebrante,
Hoy, en este día de fiesta, la Iglesia nos invita a levantar el corazón y cantar con los ángeles. Cantemos el Gloria como quien da gracias por el Amor, por la vida, por el milagro de encontrarse, por este sí que Mónica y Manuel van a pronunciar delante de Dios, y que sólo puede nacer de la libertad y del amor. ¡Alabemos al Señor!
El celebrante, los concelebrantes y la asamblea cantan,
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú, Señor, sólo tú, Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
Oración Colecta
El celebrante,
Oremos: Escucha nuestras súplicas, Señor, derrama tu gracia sobre estos hijos tuyos que se unen junto a tu altar, y hazlos fuertes en la mutua caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Liturgia de la palabra
MONICIÓN ANTES DE LAS LECTURAS
El padrino,
Ahora nos preparamos para escuchar la Palabra de Dios.
No son textos antiguos ni frases de otros tiempos: son palabras vivas, que hoy se cumplen aquí, en el amor de Manuel y Mónica. El amor y la libertad siempre caminan juntos. Nadie puede obligar a amar… y nadie puede impedirlo.
“¡Que todo sea verdad!”, repiten una y otra vez estos novios, porque el amor solo es auténtico cuando se elige libremente, cuando se renueva cada día, cuando se entrega sin reservas.
Por eso, lo que celebramos hoy no es un trámite, ni un gesto simbólico. Es algo inmenso: es el Matrimonio con denominación de origen, el amor tal como Dios lo soñó desde el principio.
Hoy, Dios les dice que ese anhelo que llevan en el corazón, de un amor total, fiel y para siempre, no es una ilusión. Es posible, y con Él en medio, será su camino al Cielo.
Primera Lectura
Epílogo del Cantar de los Cantares
Grábame como un sello en tu corazón,
como un sello en tu brazo,
que fuerte como la muerte es el amor,
tenaz como el averno, la pasión.
Sus ascuas son ascuas de fuego,
sus llamas, llamas del Señor.
Los océanos no serían capaces
de extinguir el amor,
ni los ríos de anegarlo.
Si alguien quisiera comprar el amor
con toda la fortuna de su casa,
hallaría el mayor desprecio.
℣ Palabra de Dios
℟. Te alabamos Señor
Salmo Responsorial
℟. El Señor te bendice eternamente
Salmo 45 (44) – Las Bodas del Rey
Me brota el corazón
Un poema bello
Recito mis versos a un rey
Mi lengua es ágil pluma de escribano.
℟. El Señor te bendice eternamente
Eres el más bello de los hombres
En tus labios se derrama la gracia
El Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada
Valiente es tu gala y tu orgullo
Cabalga victorioso
Por la verdad y la justicia
Tu diestra te enseñe a realizar proezas.
℟. El Señor te bendice eternamente
Tus flechas son agudas
Los pueblos se te rinden
Se acobardan los enemigos del rey
Tu trono, Oh Dios permanece para siempre
Centro de rectitud es tu cetro real
Has amado la justicia y odiado la impiedad
Por eso el Señor tu Dios
Te ha ungido con aceite de júbilo
Entre todos tus compañeros.
℟. El Señor te bendice eternamente
A mirra, áloe y acacia
Huelen tus vestidos
Desde los palacios de marfiles
Te deleitan las arpas
Hijas de reyes salen
Salen a tu encuentro
De pie a tu derecha está la reina
Enjoyada con oro de Ofir.
℟. El Señor te bendice eternamente
Escucha, hija mía
Inclina el oído
Olvida tu pueblo y la casa paterna
Prendado está el rey de tu belleza
Póstrate ante él que él es tu Señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos
Los pueblos más ricos
Buscan tu favor.
℟. El Señor te bendice eternamente
Ya entra la princesa
Bellísima vestida de perlas y brocados
La llevan ante el rey con séquito de vírgenes
La siguen sus compañeras
Las traen entre alegría y algazara
Va entrando en el palacio real.
℟. El Señor te bendice eternamente
A cambio de tus padres tendrás hijos
Que nombrarás príncipes por toda la tierra
Quiero hacer memorable tu nombre
Por generaciones y generaciones
Y los pueblos te alabarán
Por los siglos de los siglos
℟. El Señor te bendice eternamente
Segunda Lectura
De la primera carta del apostol San Pablo a los corintios (13, 1-7)
Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, sería como el bronce que resuena o un golpear de platillos. Y aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tuviera tanta fe como para trasladar montañas, si no tengo amor, no sería nada. Y aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo para dejarme quemar, si no tengo amor, de nada me aprovecharía.
El amor es paciente, el amor es amable; no es envidioso, no obra con soberbia, no se jacta, no es ambicioso, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
℣ Palabra de Dios
℟. Te alabamos Señor
Evangelio
Mt 17, 1-9
El coro y la asamblea cantan el aleluya, mientras, entran se ubican con las velas al lado y lado del ambón
Aleluya, Aleluya, Aleluya
Quien leyó la epístola, lee la aclamación
Que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre
Todos cantan de nuevo,
Aleluya, Aleluya, Aleluya
El lector inciensa el evangelio. Los acólitos se paran con las velas a lado y lado del ambón
℣. Del evangelio según San Mateo
℟ Gloria a ti, Señor
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa ¿con qué se salará? No vale más que “para tirarla fuera y que la pisotee la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en lo alto de un monte; ni se enciende una luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos
Homilía
Ahora vamos a escuchar sentados la homilía. No es un discurso ni una charla más, sino el momento en que la Palabra de Dios se hace cercana, cuando tratamos de entender qué tiene que ver lo que acabamos de escuchar con la vida real de Manuel y Mónica, y con la de todos nosotros.
Rito del Matrimonio
Monición
El celebrante,
Mónica y Manuel Antonio:
Estamos aquí, junto al altar, para que Dios garantice con su gracia su voluntad de contraer Matrimonio ante los ministros de la Iglesia y la comunidad cristiana ahora reunida. Cristo bendice copiosamente su amor conyugal, y Él, que los consagró un día con el santo Bautismo, los enriquece hoy y les da fuerza con un Sacramento peculiar, para que se guarden mutua y perpetua fidelidad y puedan cumplir las demás obligaciones del Matrimonio. Por tanto, ante esta asamblea, les pregunto sobre su intención.
Escrutinio
El celebrante,
Mónica y Manuel Antonio, ¿Vienen a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente?
La novia,
Sí, vengo libremente.
El novio,
Sí, vengo libremente
El celebrante,
¿Están decididos a amarse y respetarse mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio, durante toda la vida?
La novia,
Sí, estoy decidida
El novio,
Sí, estoy decidido
El celebrante,
¿Están dispuestos a recibir de Dios, responsablemente y amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?
La novia,
Sí, estoy dispuesta
El novio,
Sí, estoy dispuesto
Consentimiento
El celebrante,
Así, pues, ya que quieren contraer santo Matrimonio, unan sus manos, y manifiesten su consentimiento ante Dios y su Iglesia.
El novio,
Yo, Manuel Antonio, te recibo a ti, Mónica Andrea, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
La novia,
Yo, Mónica Andrea, te recibo a ti, Manuel Antonio, como esposo y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Confirmación del consentimiento
El celebrante,
El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios que unió a nuestros primeros padres en el paraíso confirme este consentimiento ante la Iglesia y, en Cristo, les dé su bendición, de forma que los que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
Bendigamos al Señor.
℟. Demos gracias a Dios
Bendición y entrega de los anillos
El celebrante,
El Señor bendiga ✠ estos anillos
que van a entregarse uno al otro
en señal de amor y de fidelidad.
℟. Amén.
El novio,
Mónica, recibe esta alianza,
en señal de mi amor y fidelidad a ti.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La novia,
Manuel Antonio, recibe esta alianza,
en señal de mi amor y fidelidad a ti.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Bendición y entrega de las arras
El celebrante,
Bendice ✠, Señor, estas arras, que Manuel y Mónica se entregan, y derrama sobre ellos la abundancia de tus bienes.
El novio,
Mónica, recibe también estas arras: son prenda del cuidado que tendré de que no falte lo necesario en nuestro hogar.
La novia,
Yo las recibo en señal del cuidado que tendré de que todo se aproveche en nuestro hogar.
La novia,
Manuel, recibe también estas arras: son prenda del cuidado que tendré de que no falte lo necesario en nuestro hogar.
El novio,
Yo las recibo como prenda de la bendición de Dios y signo de los bienes que vamos a compartir.
Oración de los fieles
El celebrante,
Hermanos, vamos a presentar a Dios nuestras peticiones con la misma confianza con la que un hijo habla a su Padre, sabiendo que Él siempre nos escucha y nos quiere sorprender con su amor.
El primer lector,
Por la Iglesia, para que viva siempre como la esposa enamorada de Jesús, fiel y alegre, llevando su luz al mundo. Roguemos al Señor.
℟. Te rogamos, óyenos
El segundo,
Por el Papa León, los obispos y los sacerdotes que sostienen tu familia, para que, fieles al depósito de la fe que resguardan, nos guíen hacia ti, que eres Camino, Verdad y Vida. Roguemos al Señor.
℟. Te rogamos, óyenos
El tercero,
Por nuestra nación, para que se mantenga fiel a su herencia cristiana, y camine decidida hacia el resplandor de tu Luz. Líbrala del totalitarismo y de todas las doctrinas opuestas a tu Verdad. Roguemos al Señor.
℟. Te rogamos, óyenos
El cuarto,
Por todos los matrimonios, para que, amándose cada día y permaneciendo fieles, sean en medio del mundo una chispa de unidad, de alegría y de paz. Roguemos al Señor.
℟. Te rogamos, óyenos
El quinto,
Por Mónica, para que, como Judit, se mantenga siempre piadosa, valiente e inteligente; y por Manuel Antonio, para que, como Tobías, viva con un corazón limpio y generoso, dispuesto a entregarse y servir a los suyos, y que, ante las dificultades, mantengan los dos siempre su confianza firme en la Providencia. Roguemos al Señor.
℟. Te rogamos, óyenos
El celebrante,
Escucha, Padre de bondad, nuestra oración y concede a tus siervos, que confían en ti, conseguir los dones de tu gracia, conservar el amor en la unidad y llegar con su descendencia, después de esta vida, a la vida eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor.
℟. Amén.
Profesión de fe
El celebrante,
Antes de pasar a la Liturgia de la Eucaristía, profesemos juntos nuestra fe. La fe es la roca sobre la que se apoya el amor de Mónica y Manuel Antonio. Ellos creen, y nosotros con ellos, que Dios es el Amor, que su historia comenzó en el corazón de Dios y que hoy Él mismo los une para siempre.
Al recitar el Credo, proclamemos no sólo unas verdades, sino la confianza profunda en un Dios que cumple sus promesas, que acompaña cada paso de su camino y que hace posible lo que el amor humano solo no alcanzaría.
Símbolo Niceno-constantinopolitano
Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia que es una santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén
Liturgia de la Eucaristía
Plegaria eucarística I – Canon Romano
Presentación de los dones
El sacerdote se acerca, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Todos responden, acompañados del coro,
Bendito, seas por siempre,
Bendito, seas por siempre,
Bendito, seas por siempre Señor
El sacerdote deja la patena con el pan sobre el corporal y toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino,fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Todos responden, acompañados del coro,
Bendito, seas por siempre,
Bendito, seas por siempre,
Bendito, seas por siempre Señor
Bendito, seas por siempre,
Bendito, seas por siempre,
Bendito, seas por siempre Señor
Se incensa el altar, las ofrendas y a la asamblea, que se pone de pie. el sacerdote dice:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
Todos responden, acompañados del coro,
Que reciba, el Señor, de tus manos,
este sacrificio para la alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien, y el de toda su Santa Iglesia,
para nuestro bien, y el de toda su Santa Iglesia.
Todos se ponen de pie,
Prefacio
℣. El Señor esté con vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El celebrante,
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Por tu bondad creaste al hombre y le diste una dignidad tan grande que en la unión del varón y la mujer has dejado la imagen verdadera de tu amor; y, al que por amor has creado, no dejas de llamarlo a vivir en la caridad para hacerlo partícipe de tu amor eterno.
Así, el sacramento santo del matrimonio, convertido en signo de tu caridad, consagra el amor humano por medio de Cristo, Señor nuestro. A quien alaban los ángeles y todos los santos, cantando sin cesar un himno de alabanza:
Todos responden, acompañados del coro,
Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dóminus Deus Sábaoth.
Pleni sunt cæli et terra glória tua.
Hosánna in excélsis.
Benedíctus qui venit in nómine Dómini.
Hosánna in excélsis.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos ✠ dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad, la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa León, con nuestro obispo el Cardenal Luis José, y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.
Acuérdate, Señor, de tus hijos Mónica y Manuel Antonio y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar la noche santa en que la Virgen María, conservando intacta su virginidad, dio a luz al Salvador del mundo, veneramos la memoria, ante todo, de esta gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José; la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, Santiago y Juan, Tomás, Santiago y Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián, y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. Por Cristo nuestro Señor.
℟. Amén.
Hanc igitur
Con las manos extendidas prosigue:
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos, de los nuevos esposos Mónica y Manuel y de toda tu familia santa, que hoy intercede por ellos; y ya que les has concedido llegar al día de los desposorios, otórgales también el gozo de una ansiada descendencia y de una larga vida.
Por Cristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
Quam oblationem
El celebrante,
Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
Relato de la Institución
El cual, la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos; dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión, y dice:
Éste es el Misterio de la fe. Cristo se entregó por nosotros.
Todos responden, acompañados del coro,
Sálvanos, sálvanos, sálvanos salvador del mundo, que nos has liberado por tu cruz, ¡y resurrección!
Anámnesis y oblación (Unde et memores)
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo; pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Supra quae – Supplices te rogamus
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición. Por Cristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
Memento por los difuntos
Con las manos expendidas dice:
Acuérdate también, Señor, de tus hijos Alberto, Antonio José, Nadim, Alberto, Teresa, Alicia, Alberto, Camilo, Mario, Francia y María Teresa; así como de la hermana Alphonse Anne, que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz. Por Cristo nuestro Señor.
℟. Amén.
Nobis quoque peccatoribus
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia y Anastasia y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad. Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros.
Doxología
El celebrante toma la patena con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Todos responden, acompañados del coro,
℟. Amén, Amen, Amen, Amen.
Rito de la comunión y bendición nupcial
Pater Noster
El celebrante
Praeceptis salutáribus moniti, et divína institutióne formáti, audémus dícere:
Toda la asamblea, el celebrante, acompañado del coro, con violín y flauta,
Pater noster, qui es in cælis:
sanctificétur nomen tuum;
advéniat regnum tuum;
fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie;
et dimítte nobis débita nostra,
sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris;
et ne nos indúcas in tentatiónem;
sed líbera nos a malo.
El celebrante
Invoquemos, hermanos, sobre estos esposos la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del Matrimonio.
Bendición Nupcial
El celebrante,
Dios todopoderoso, tú creaste todas las cosas, y al crear el hombre y la mujer quisiste darles una ayuda y un apoyo; así recuerdas que no es bueno que el hombre esté solo.
Tú bendijiste ya desde el principio la unión conyugal con una bendición tan grande que sola no fue abolida ni por el castigo del pecado original, ni por la condena del diluvio.
Mira con bondad a estos hijos tuyos, que unidos hoy en matrimonio imploran tu bendición.
Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo, para que con tu amor derramado en sus corazones permanezcan fieles en la alianza conyugal.
Que el amor los sostenga en la mutua fidelidad, los haga dichosos en la vida y los corone con la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.
Rito de la Paz
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: «La paz os dejo, mi paz os doy», no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Luego, el sacerdote, añade:
Daos fraternalmente la paz.
El coro toca para amenizar el saludo de la paz.
Fracción del pan
Después del rito de la Paz, y guardados unos segundos de silencio y orden, el celebrante toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.
Mientras tanto el coro canta:
Agnus Dei qui tollis pecatta mundi,
Miserere Nobis
Agnus Dei qui tollis pecatta mundi,
Miserere Nobis
Agnus Dei qui tollis pecatta mundi,
Dona nobis pacem.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al la asamblea, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con la asamblea y el coro, añaden cantando:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme para sanarme.
Comunión
El celebrante,
Hermanos, vamos a acercarnos a un momento grande de esta celebración.
Si el sacramento del Matrimonio los ha unido hoy para siempre, la Comunión con Jesús va a sellar esta alianza en lo más profundo.
Jesús no se limita a bendecirlos desde fuera: se mete dentro, se hace uno con ustedes, los alimenta, los fortalece, los llena de su Amor.
La vida de casados no es fácil, pero hoy reciben el alimento que les dará la fuerza para caminar siempre juntos. Porque Cristo no los deja solos: quiere caminar en medio de ustedes.
Señor, que este Pan y este Vino, que son tu Cuerpo y tu Sangre, sean para estos esposos la garantía de que Tú estás en medio de su amor.
Que cada vez que se acerquen a comulgar, recuerden que Tú eres el primero en salirles al encuentro, el primero en darles la vida, el primero en amar hasta el extremo.
Los novios se acercan en primer lugar a recibir la Comunión, juntos, de rodillas frente al altar, para posteriormente dirigirse a los pies de la Nuestra Señora de la Consolación, y despejar el comulgatorio para que la asamblea pueda comulgar, cuando les sea posible, de rodillas, y el coro canta “Tomad, Comed” de Hakuna Group Music
Quiero alcanzar el cielo con tus Pasos,
Quiero abrazar la vida con tus Manos,
Decir al mundo con tu Voz hasta morir
Qué todo un Cielo es solo para mí…
Quiero estrenar mis ojos en tus Brazos,
Quiero besar el suelo con tus Labios,
Borrar la noche y dar a la herida cicatriz.
Quiero empezar de nuevo solo en Ti.
Tomad, comed,
Me entrego por Amor hasta el final.
Tomad, bebed,
El Cielo entero sabe a Vino y Pan.
Tomad, comed,
Me entrego por Amor hasta el final.
Tomad, bebed,
El Cielo entero sabe a Vino y Pan.
Quiero pisar tu Huella en cada espacio,
Quiero buscar, mirarte en todos lados,
Perder la vida hoy y ganarla toda en Ti.
Quiero empezar y terminar por Ti.
Tomad, comed,
me entrego por Amor hasta el final.
Tomad, bebed,
el Cielo entero sabe a Vino y Pan.
Si terminada la canción, todavía hay gente para comulgar arrodillada en el comulgatorio, el coro continúa el canto con “La Fila” de Hakuna Group Music
La Fila más importante de mi vida
unos minutos me separan del momento
encontrarme con mi amante
cara a cara, con Dios carne
no soy digna de que entres en mi casa
pero una palabra tuya bastará, para sanarme.
Cada segundo se hace una eternidad
si es para tenerte no importa esperar
y es este hormigueo que no se cesa hasta que te veo
cada paso hacia adelante, es un paso hacia el cielo.
Y ligeramente elevado, y con un amén, contestado
por fin veo un pan que se ha hecho humano.
Y cuando el Cuerpo de Cristo, se une a mi
me transformo, me hago una con quien más me ama
es él que sacia el hambre de todo existir
el Sagrario hacia al que siempre estoy arrodillada.
Si los Ángeles hablaran, concienciarían nuestra alma
es el Rey de los amores que nos alimenta y habla
A quien todo el que alaba, A quien todo el cielo alaba.
Aprieto mis costados, para que sientas mis abrazos
que Dios no está en el Pan, que Dios es este Pan
que yo misma lo he tocado, con mis labios.
Busca un hueco en mi corazón
limpia todo lo que hay en mi interior
que esta boca que tú tocas solo sepa hablar
el lenguaje, el lenguaje del amor.
Y ligeramente elevado, y con un amén, contestado
por fin frente a un pan, que se ha hecho humano.
Y cuando el Cuerpo de Cristo, se une a mi
me transformo, me hago una con quien más me ama
es él que sacia el hambre de todo existir
el Sagrario hacia al que siempre estoy arrodillada.
Si los Ángeles hablaran, concienciarían nuestra alma
es el Rey de los amores que nos alimenta y habla
A quien todo el cielo alaba, a quien todo el cielo alaba.
Y ahora que estás conmigo Señor
hazme saber que estás vivo en mí
que no eres un alimento más
que es tu Cuerpo inmolado por mí
Y ahora que estás conmigo Señor
hazme saber que estás vivo en mí
ahora ya soy parte de tu cuerpo
unido a mis hermanos en Ti
Y cuando el Cuerpo de Cristo, se une a mi
me transformo, me hago uno con quien más me ama
es él que sacia el hambre de todo existir
el Sagrario hacia al que siempre estoy arrodillada.
Si los Ángeles hablaran, concienciarían nuestra alma
es el Rey de los amores que nos alimenta y habla
A quien todo el cielo alaba, A quien todo el cielo alaba.
Acción de gracias después de la comunión
Con todos sentados, y después de un momento de silencio, el coro canta, el anima christi, para la acción de gracias.
Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salva me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
Ut cum Sanctis tuis laudem te,
in saecula saeculorum.
Amen.
Rito de conclusión
Oración Final
El sacerdote,
Oremos.
Todos se ponen de pie
Señor, que la participación en tu sacramento ayude a estos hijos tuyos que hemos acompañado en la celebración de su matrimonio, y a todos los aquí presentes, para que podamos alegrarnos un día en el banquete eterno, por Jesucristo nuestro Señor.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Todos se inclinan para recibir la bendición
℣. Dios eterno, que con su poder creó de la nada el mundo, y, al ordenar la primitiva creación, hizo al hombre y a la mujer a su imagen, bendiga a estos esposos que hoy se unen en el sacramento del matrimonio.
℟. Amén.
℣. El que unió a la mujer con el varón y concedió que esta unión, instituida en el principio, no pudiera ser disuelta, sea propicio con su bondad a estos hijos suyos, que, unidos en el yugo del matrimonio, desean su ayuda.
℟. Amén.
℣. El que concedió permanecer en la fe a los que se bendijeron con su bendición, cumpla en ustedes la bendición que imploramos, y lo que Dios unió, el hombre no lo separe.
℟. Amén.
El sacerdote concluye:
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
℟. Amén.
el coro toca, con alguno de los concelebrantes, el ite missa est
ORACIONES FINALES DE LOS NOVIOS
Oración del Matrimonio
Los novios arrodillados, frente al sagrario/altar leen juntos (antes de firmar el acta)
¡Enseñas el amor en un trozo de pan!
Pan blanco, venimos a mirarte en silencio,
a apoyarnos en tu pecho como Juan en la Cena última,
a acompasar nuestros latidos con los tuyos,
hasta desear ardientemente dar la vida hasta el final;
a aprender a amarnos mirándote,
hasta que también nosotros nos dejemos mirar sin miedos.
Jesús masticado por nuestros dientes…
Que siempre estemos disponibles el uno para el otro.
Que le cure con mi perdón y busque mi curación en el suyo.
Que incondicionalmente encuentre ternura en mí.
Que viva para alimentarle y saciar sus sedes.
Que me deje masticar por los dientes de sus imperfecciones.
Pan que has venido a pegar fuego en la tierra…
Que nuestro matrimonio arda.
Que tu amor le llegue por mi amor.
Que tu estilo sea nuestro estilo.
Que seamos imagen visible de tu amor invisible.
Que contagiemos vida, paz, unidad, alegría e ilusión.
Pan que eres carne viva…
Que tu infinitud le llegue en la ternura de mi carne.
Que la unión de nuestros cuerpos sea gozo del cuerpo y del alma.
Que llenes de fecundidad nuestra entrega.
Que entienda que ‘soy’ para ser su ayuda.
Que le haga la vida tranquila, alegre y divertida.
Pan vivo que das la vida al hombre…
El mundo necesita la luz de los matrimonios cristianos:
por quienes ahora lo pasan mal o tienen miedo,
por quienes viven separados física o espiritualmente,
por quienes heroicamente sufren alguna infidelidad,
por quienes han perdido la frescura del primer amor:
¡que no se pierda ninguno! ¡que no se pierda ninguno!
¡Tú, que enseñas el amor en un trozo de pan!
Firma del acta
Los novios se paran junto a la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, firman el acta, en una mesita dispuesta a los pies de la Virgen, mientras el coro canta Que Todo sea Verdad, de Luis Poveda.
Que lo bonito tenga belleza,
que los papeles tengan calor,
que en cada beso con mis labios
tiemble todo alrededor,
que la Vida empuje fuerte
cuando escriba una canción.
Que cada encuentro sea un abrazo,
que en cada voz suene tu Voz,
que me deslumbre cada día
tu presencia donde estoy,
que esté vivo lo que creo,
lo que canto y lo que soy.
¡Que todo sea verdad, que todo sea verdad!
¡Que todo, todo, que todo, todo sea verdad!
Que nuestras tientas sean de sangre,
que las palabras sean clamor,
que escandalice mi postura y
mi sonrisa ante el dolor,
que desborde la locura sin medida de tu amor.
Que nos llenemos de tus promesas,
que las bailemos de sol a sol,
que disfrutemos del camino
con un mismo corazón,
es real porque está vivo y da la vida con pasión.
¡Que todo sea verdad, que todo sea verdad!
¡Que todo, todo, que todo, todo sea verdad!
Y que recen mis rodillas, y mis brazos y mis labios
y mi cuerpo sea rezo al caminar.
Y que revienten estrategias, protocolos y cadenas
donde el miedo quiso ahogar la libertad.
Si el fuego no puede no quemar,
si el agua empapa y salta y busca loca el mar,
si hay tanta vida, tanta… ¡es real, es real!
¡Que todo sea verdad, que todo sea verdad!
¡Que todo, todo, que todo, todo sea verdad!
Que todo, todo, que todo, todo sea…!
¡Que todo, todo, que todo, todo sea…!
¡Que todo, todo, que todo, todo sea verdad!
Consagración a la Virgen
Una vez termine el coro, y mirando a Nuestra Señora de la Consolación, los novios ponen el acta a sus pies y rezan:
Madre, hoy queremos hacerte un regalo: nuestro sí. Ese sí que nos une como esposos, queremos que sea tuyo también. Tómanos de la mano y llévanos siempre a Jesús.
Sabemos que la vida de casados será un camino con risas y con lágrimas, con días de fiesta y días patas arriba. Queremos que en todos ellos estés Tú, con tu ternura, con tu mirada que anima, con tu corazón que sostiene.
María, enséñanos a amar como Tú amas: sin cálculos, sin condiciones, hasta el extremo. Que nuestro hogar huela al tuyo: a sencillez, a trabajo, a alegría compartida, a la presencia de Jesús en medio.
Hoy te lo consagramos todo: nuestros sueños, nuestras heridas, nuestros hijos, si Dios nos los regala, nuestras luchas, nuestra historia.
Haznos familia tuya, Madre, casa donde Cristo sea siempre el centro, y donde Tú seas la Reina.
¡Que contigo solo sepamos decirle sí!
En ese momento, el coro le canta a la madre de Hakuna
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu precioso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo, Madre querida, valió la pena.
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios.
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.
Salida
Los recién casados salen de la Iglesia mientras el coro canta ‘Contigo me la Juego’ de Álvaro Fraile
suma tu carga a mi espalda
que yo también cargo
cuenta de más con mis manos
que yo también tiro
y pon que a partir de ahora será
de los dos un camino
y yo tu muleta, tu abrigo,
tu almohada y tus trastos
los nuevos y antiguos
mira que ahora tu calma
es también mi descanso
que si algo falta lo lleno yo
a golpe de abrazos
porque a partir de ahora habrá
barra libre de besos
y apuntate todos los gestos
que hablen por nosotros
cuando nos callemos
fue sin querer que te quiero
y ya ves, bendita casualidad
que en tu farmacia encontré mi remedio
y tu en mi lo que no enseña nunca ningún colegio
si pones tu la sal y yo enciendo la luz,
tendrá sabor y vida nuestra casa
la salara el sabor, la luz que alumbrara
cada rincón de esta nueva casa
si pones tu la sal y yo enciendo la luz,
que solo si es contigo me la juego
la sal que da el sabor, la luz para alumbrar
que si es contigo me la juego yo
me la juego yo
sabes que cuando te apagas solo yo te enciendo
que si me falta moral me subo a tu beso
y pon que a partir de ahora hará mucho menos frió
y pon que dejo de ser mio
dejo de ser tuyo
y ahora es nuestro
fue que sin querer que te quiero
y ya ves que cada días mas
que en mi farmacia tendrás tu remedio
y yo en ti aprendí a lo que no enseña ningún colegio
si pones tu la sal y yo enciendo la luz,
tendrá sabor y vida nuestra casa
la salara el sabor, la luz que alumbrara
cada rincón de esta nueva casa
si pones tu la sal y yo enciendo la luz,
que solo si es contigo me la juego
la sal que da el sabor, la luz para alumbrar
que si es contigo me la juego yo
me la juego yo
Con la salida de los novios, termina la ceremonia.
¡GRACIAS!
Queridos familiares y amigos:
Gracias por acompañarnos en este día tan especial.
Gracias por estar presentes, por rezar con nosotros, por celebrar el amor que hoy nos une ante Dios.
Sabemos que el amor no se improvisa: se elige, se cuida, se construye cada día. Por eso, su presencia, su cariño y sus oraciones son para nosotros el mejor regalo.
Que esta Misa, que nos ha hecho “una sola carne» y un solo corazón, sea también para todos una renovación de la fe en el Amor que todo lo puede.
Con gratitud inmensa,
Mónica y Manuel Antonio